viernes, 26 de agosto de 2011

"Por cada puerta que se cierra.....

se abre una Ventana...". Al final todos tenían razón. Lástima que la puerta que se cerró significó meses a la deriva. Uno intenta encontrarle alguna justificación posible a un cierre tan abrupto, pero nunca se la encuentra. Finalmente necesitamos la ayuda de alguien más que nos haga entender que todo pasa por alguna razón. "Tu final significó que yo fuese feliz", me dijeron. Respiré profundo y respondí: "tu felicidad es la única razón por la cual aceptaría mi final".
Al final todos tenían razón: Por cada puerta que se cierra, se abre una ventana...

domingo, 1 de mayo de 2011

El arte de mentirse

"Es mi último cigarrillo", comentó. Una mentira más en la cadena, otro intento fallido de auto convencerse de que podría lograr algo. Un engaño, una estafa. Pues a fin de cuentas, a ese punto se llega, a convertirse directa y exclusivamente en un estafador. Todo es engaño y mentiras, todo se rebaja a la conclusión de que incluso los recuerdos que vivió llegan a ser falsos. Ese es el fondo del abismo: no creerse ni a si mismo.

Todo tiene alguna razón, por más trillado que parezca, siempre hay una explicación básica que resuelve toda la fórmula. ¿Tal vez será esa necesidad de caer bien? ¿De acoplarse a la mayoría? O será que uno no está conforme consigo mismo y necesita creer que es más de lo que realmente puede llegar a ser. Si hay algún razonamiento psicológico, bienvenido sea. Pero es más sencillo creer que es el mundo quién lo plantó en esa teoría. El mundo contra uno, no al revés.

Entonces llega el momento en el que mira a su alrededor. Ve las botellas vacías, el cenicero lleno de cigarrillos, ropa tirada, recuerdos dolorosos de una noche más. Una cama fría con compañía pasajera. Camina lentamente hacia el balcón, mira para abajo y se sostiene de la baranda. Respira hondo, buscando paz. Cae la primera gota, justo sobre su frente. Recién ahí reacciona, levanta los brazos y deja que la lluvia bañe su cuerpo desnudo. Entonces entra al departamento, sonríe al volver a mentirse, toma el cenicero y busca su encendedor, "mi último cigarrillo".

lunes, 25 de abril de 2011

El juguete roto

En la esquina de una habitación yace inmóvil una figura. El único haz de luz que atraviesa la ventana cae sobre ella. Es un lugar sucio y abandonado, lleno de polvo y humedad. Sus cortinas, alguna vez blancas, ahora tomaron un color mohoso. Pasaron muchos años desde la última vez que pisaron esa casa, sin embargo, la extraña figura sigue en su lugar, esperando.

Sus ojos están gastados, y mientras que una vez estuvieron llenos de vida, ahora reflejan la tristeza del abandono. Sus mechones dorados ahora tomaron un tinte grisáceo y deshilachado. Es una figura triste y solitaria, que en una época pasada divertía con su compañía, el amigo ideal.

Pero ahora, la historia cambió y su sonrisa se convirtió en una mueca carente de sentimiento. Está sola, sin nadie que la pueda arreglar. Es una cáscara vacía, una parodia cínica de la alegría. En algunos momentos dentro suyo aparece un hálito de esperanza, una vaga ilusión de que aparecerá un amigo o un amor que pueda devolverle aquellos sentimientos llenos de dicha y gozo. Sin embargo, casi instantáneamente recupera la cordura para darse cuenta de que esta solo, sin nadie que le devuelva lo que alguna vez tuvo y perdió, pues ¿quién querría jugar con él? si no es más que un juguete roto.