sábado, 25 de julio de 2009

Hermandad Alemana

Una vez más, la banda alemana Die Toten Hosen demostró su amor incondicional por nuestro país. Además de editar un Cd que se publicó unicamente en nuestro país a principios de abril de este año -La Hermandad, en el principio fue el ruido- ese mismo mes dio 2 recitales, el viernes 24 y sábado 25 en el Teatro Colegiales. Ahora, ya confirmaron su presencia en el Pepsi Music y también visitas a Rosario y a Córdoba en octubre y noviembre. Así, supera su propio record en ser la banda internacional que más veces tocó en un mismo añp -5 en total- y el grupo que más veces visitó al país -10 visitas y más de 20 conciertos-.
Por si esto fuera poco, también abrieron una página oficial, administrada por ellos para argentina: http://www.dth.com.ar y hace dos días publicaron su nuevo video, grabado en vivo en Argentina el 25/04/09.
Disfruten

El camino facil

Es seguro que el camino más sencillo sería odiarte. Simplemente culparte y resentir lo que pasó. No sé si será mi naturaleza mazoquista o qué, pero esa es una posibilidad que simplemente no puedo considerar. Durante horas de insomio trato de buscar la manera de no salir lastimado de tus decisiones, lamentablemente es imposible. Al menos la larga caminata desde Caballito hasta San Telmo me dio la posibilidad de replantearme las cosas. Una vez más se demuestra que no existe el final feliz, al menos no por ahora. Eso es algo que les pertenece a esas películas utópicas hollywoodenses. Nosotros preferimos esa realidad dura que exploca con el menor temblor. Nuestras diferencias nos marcaron, y fue mucho más facil desentendernos que aprender de cada uno. Ese fue y será siempre tu punto de vista, tu camino facil. Yo, prefiero tomar el díficil, y vivir con ese riesgo, casi sin arrepentimientos.
¿Puedes decir lo mismo?

viernes, 17 de julio de 2009

La misma búsqueda de siempre...

Mientras seguimos con esa caminata motorizada que parece casi eterna, miro al cielo. El sol me quema, me obliga a cerrar los ojos. Por un momento, me dejo transladar a otro lado. Todo gira alrededor mio y cuando abro mis ojos me doy cuenta que ya no estoy rodeado de gente en la ciudad. Me encuentro en un vasto campo verde. Se al instante donde estoy. La brisa acaricia mi rostro y el olor a océano me llena las fosas nasales. Ya estube aquí, 5 años atrás. Finalmente, volví a Irlanda.
De pronto, diferentes imágenes aparecen, veo a mi mejor amigo, cabalgando en su propio campo. Durante años peleó y se esforzó y ahora es uno de los agrícolas más conocidos y respetados del país. También lo veo a L, como siempre, demostró ser multifuncional, vive en Cuba, donde administra una farmacia de día y baila salsa en un club en el que trabaja como barman durante las noches. En otra imagen aparece un viejo amigo, alguien que abandonó el colegio en su tercer año, ahora, está representando al país en los torneos ATP del mundo. Los veo a mis hermanos, uno es un reconocido director cinematográfico, el otro es un fuerte empresario. Veo a otros amigos, cada uno cumpliendo sus metas. Mis compañeros de la facultad, todos periodistas consagrados, algunos dedicados a la cobertura de recitales, otros fundaron diarios en el interior.
Una vez más cierro los ojos. Y así, vuelvo a transladarme, vuelvo a ser yo mismo, otro robot en la ciudad. Pero mientras camino sonrio, y me embarco en la misma búsqueda de siempre, la búsqueda de la felicidad.

sábado, 11 de julio de 2009

Misma Sangre

El miedo era palpable. Mi compañero al lado mio temblaba sin parar. El enemigo nos acechaba hace días y se acercaba rápidamente. Finalmente nuestro capitán decidió dejar de huir y encararlos. Rápidamente nos formamos y desenvainamos nuestras armas. Apreté con fuerza el mango de mi espada y me preparé para recibir a los invasores. Entonces, después de un silencio mortal, aparecieron sobre la colina. Nos doblaban en número, todos tenían una feróz mirada de odio en sus ojos. Eran monstruos llegados del norte. Humanos salvajes que asesinaron y quemaron nuestros pueblos. Un grito de guerra comenzó la carrera y rápidamente fuimos a buscarlos, el tiempo de dudar hace rato que lo habíamos perdido...
El viento soplaba, y el clamor de las espadas chocando subía nuestra adrenalina. El calor del fuego creado por las ardientes flechas de nuestros arqueros se elevaba en el aire y nuestro deseo de supervivencia nos hacía pelear con el doble de fuerzas. Cuando mi arma penetró por primera vez la carne de mi adversario y su caliente sangre mojó mi cara, descubrí una fuerza en mi desconocida. Rápidamente me convertí en un guerrero sediento de muerte, un monstruo sin piedad que atravesaba a quien se pusiera en su camino. Pero de pronto esa euforia se convirtió en otra sensación, un dolor penetrante que me encegaba.
Mire mi muslo derecho y vi una flecha que me lo atravesaba por completo. Grité fuertemente y cai de rodillas al suelo. Cuando mi cara golpeó el paso pude sentir el gusto de las cenizas combinado con la sangre en mi boca.
Mis hermanos me levantaron, y me ayudaron a mantenerme en pie y una vez más, me sentí vivo. Peleamos en ese infierno, entre fuego y humo y finalmente, cuando el último enemigo cayó bajo nuestra espada, nos levantamos y miramos al cielo.
El sol nos iluminaba el rostro, y mire a mis compañeros. En ese momento, eramos hermanos, y fuimos la misma carne, el mismo respiro, la misma vida, la misma sangre...

Basado en el tema "One Blood" de Terence Jay...

martes, 7 de julio de 2009

Un sueño muy extraño...

La noche recién empezaba y sin embargo la ciudad estaba sumida en una intensa oscuridad. La estación, como siempre se llenaba de gente apresurada que no se detenía por nada ni por nadie. Eran un grupo de personas solitarias, cada una pensando en lo suyo. En el piso de abajo estaba la entrada para el subte, por el otro lado los trenes que se dirigen a la provincia y afuera una cantidad innumerable de colectivos y taxis. Cada persona tenía un destino propio para seguir. Pero en el medio de todo ese ajetreo, de la manada de humanos que caminaban rápidamente sin mirar a su alrededor, en medio de esa inmensa estación, había una criatura quieta. Acostado en el piso, un perro callejero presenciaba con poco interés el espectáculo a su alrededor. Su pata delantera derecha tenía una cicatríz bastante larga, tal vez causada por una pelea, que el tiempo cerró mal. En cierto momento, el perro se levantó y se dirigió trotando hasta la salida. No se porqué, pero lo seguí.
Apenas salimos de la estación, la bestia tuvo un pequeño espasmo a causa del frío. Finalmente se recompuso y a paso ligero comenzó su camino. Al rato de viajar detrás de él, el perro se dio vuelta y me miró con desconfianza. Me costó un rato, pero finalmente el animal entendió que no tenía malas intenciones y accedió a sentir mis caricias. Después de un rato, decidió proseguir.
Ahora yo estaba a su lado, y entonces me di cuenta de que él sabía a donde se dirigía, no tomaba caminos a azar y, para colmo, irradiaba una tranquilidad contagiosa. Finalmente, frenó en una calleja y me miró directamente a los ojos. De pronto entendí lo que quería, me apoyé contra la pared y me senté en el frío suelo. El perro entonces apoyó su cabeza en mi pierna y se durmió respirando lentamente al compás de mis caricias. La noche pasaba y antes de darme cuenta me quedé dormido.
Cuando me desperté, ya era de día, y el perro seguía mostrando la misma tranquilidad de toda la noche. La única diferencia, era que ya no respiraba.