Es seguro que el camino más sencillo sería odiarte. Simplemente culparte y resentir lo que pasó. No sé si será mi naturaleza mazoquista o qué, pero esa es una posibilidad que simplemente no puedo considerar. Durante horas de insomio trato de buscar la manera de no salir lastimado de tus decisiones, lamentablemente es imposible. Al menos la larga caminata desde Caballito hasta San Telmo me dio la posibilidad de replantearme las cosas. Una vez más se demuestra que no existe el final feliz, al menos no por ahora. Eso es algo que les pertenece a esas películas utópicas hollywoodenses. Nosotros preferimos esa realidad dura que exploca con el menor temblor. Nuestras diferencias nos marcaron, y fue mucho más facil desentendernos que aprender de cada uno. Ese fue y será siempre tu punto de vista, tu camino facil. Yo, prefiero tomar el díficil, y vivir con ese riesgo, casi sin arrepentimientos.
¿Puedes decir lo mismo?
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