lunes, 5 de octubre de 2009

Mi deuda, mi confesión

Hola? puedes escucharme? yo creo que si. No, no creo, lo sé, estoy seguro que estás ahí, frente a tu máquina leyendo estas líneas, dudando si van para tí o no. Pasaron meses, pero aún recuerdo fervientemente la última vez que nos vimos, la última vez que nos hablamos, la última vez que pisé tu casa, la última vez que probé el sabor de tus labios. Recuerdo tu miedo a que te odie, pero nunca vas a entender que no te odio.
Dicen que a una persona se la juzga por como perdona a los errores de los demás, pues entonces yo fallé en esa prueba, por que nunca voy a poder perdonar esa noche. El dolor todavía está latente, sin embargo mi pasado me condena, me persigue, me muerde y se ríe. Yo te dije que te quería mantener a mi lado siempre, no como pareja, ni como amantes, sino como mi amiga.
Es díficil escribir sobre algo tan complicado de analizar. Estabas en tu derecho, y ¿quién soy yo para juzgarte? Fuimos un juego cruel en el cual yo fui mas demonio que santo. Mi herida es superficial, y sé que con el tiempo sanará, mas la tuya es muy profunda, ocasionada por mi propia personalidad autodestructiva capaz de devorar lo que no me pertenece.
El humo de mi cigarrillo vuela con el viento, Dios! como lo envidio, desearía volar y escapar de esta situación que yo mismo ocasioné. Ojala las cosas hubiesen sido diferentes cuando nos conocimos, quien sabe donde estaríamos ahora. Pero no lo fueron y sin embargo nuestros caminos se cruzaron más de una vez para volverse a separar, somos un ciclo perverso, incluso masoquista.
Es triste, tantas promesas, tantas ilusiones, todo para no vernos o escondernos uno del otro ahora, evitar las miradas, los cruces, incluso tratar de no pensar uno en el otro. Porque sigo pensando en tí, en tí y la enorme deuda que tengo. Me diste muchas cosas, y yo solo pude devolverte palabras e intenciones incompletas.
Espero que algún día pueda reunir el valor para decirte todo esto en persona, y no esconderme detrás de mi escritura.
Hasta ese día, querida amiga

1 comentario:

Anónimo dijo...

las heridas son profundas y ademas no sos el unico que debe juntar coraje para volver a hablar...
todos cometemos herrores unos mas otros menos...