Algo raro estaba pasando. Sus caricias ya no eran las mismas. Su piel, alguna vez cálida, era fría como el hielo. Algo en sus ojos había cambiado, y él se dio cuenta de que ya no lo miraba igual. Había tensión en el momento, incomodidad en los silencios, dolor en sus besos. De pronto entendió sus palabras, aceptó sus intenciones, lamentó su descisión.
Algo había cambiado, él lo sabía. No lo agarró por sorpresa, lo temía como un mal por venir, como una tormenta que aparece en el horizonte. Y como en una tormenta, todo es caos, oscuridad y confusión, donde uno solo puede aferrarse a la esperanza de un futuro soleado, para poder arreglar lo destruido.
Pero el sol no llegó, en su lugar apareció el invierno en sus palabras. "Es lo mejor", el frío golpeó con dureza los vidrios de sus ojos, y la cortina que nublaba su vista cayó para revelarle otra historia. Con una lágrima solitaria, entendió que el sueño estaba terminando, y que era hora de volver a la realidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario