Sin mediar palabra, me abrazaste con fuerza. Tomé tu rostro y te miré a los ojos. Me sonreiste con esa sonrisa tan característica tuya. Esa sonrisa que muestra seguridad pero que a la vez esconde miedos. De pronto, casi imperceptible, una lágrima brotó de tus ojos. Me paralicé mientras veía como resbalaba por tu mejilla y caía por tu rostro.
Entonces comenzaste a hablar. Me dijiste que nunca me abandonarías, que ya no volvería a sentirme solo. Te creí, sonreí y una paz me inundó el corazón. Y mientras estos sentimientos me desbordaban, vos entendías todo a través de mis ojos. Volvimos a abrazarnos y el tiempo se detuvo con nosotros. La luna era el único testigo de nuestra alegría.
Comenzó a llover, traté de cubrirte pero no me lo permitiste, querías a la lluvi

Esta mañana me desperté temblando. Hacía frío y la lluvia seguía golpeando mi ventana. Estaba solo. Todavía sentía la fuerza de tus abrazos, la dulzura de tu beso. Tus palabras aún flotaban en el aire: "Ha sido un sueño hermoso".
