Hubo una época. Una época donde no existía la presión laboral, donde nuestras responsabilidades se limitaban a ser felices. En ese tiempo se formó un grupo de amigos, una amistad de hierro. Vivíamos en un mundo de colores y alegría. Cada uno a su manera, aportaba para divertir al resto.
No nos importaba nada, simplemente pasarla bien. Era una época de bailes, piruetas y risas. Incluso se podría decir que existía "le' innocent". Esta fue la época en la que una estrella surgió para brillar más que ninguna, y una guitarra cantaba a dos voces más fuerte que cualquer otra que haya existido jamás.
Pero esa época terminó. Al igual que todos, volvimos a la realidad y a las responsabilidades habituales que nuestra edad exige. No nos volvimos a ver. La estrella dejó de brillar y la guitarra dejó de cantar. Los colores volvieron al habitual gris de la ciudad y los bailes cesaron. Sin embargo, cada vez que escucho alguna risa inocente, alegre e infantil, recuerdo con cariño y nostalgia aquella época, cuando gracias a un circo nos sentimos niños otra vez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario