El viento sopla, acaricia mi cara. Mi mirada se dirige hasta el horizonte, trata de distinguir donde termina la linea del mar y comienza la del cielo, pero es imposible. El sonido de las olas chocar contra la gran isla verde, me estremece; más que el gélido viento, más que cualquier otra cosa. Pero mi mirada nunca se aparta, sigue apuntando al mar. A medida que respiro, no parece aire lo que sale de mis pulmones hacia afuera, son emociones. Una carrera de emociones que corren desbocadas desde mi corazón hasta afuera, tratando de ser la primera en llegar a ser libre. La primera es pánico. Desde esa altura me siento pequeño, ante tan vasto paisaje soy insignificante. La segunda es felicidad, una lágrima trata de escapar de mi ojo, pero mi amor propio la detiene. La tercera emoción es la tristeza, sabiendo que pronto me llegará el momento de partir y abandonar la isla. La Cuarta y última emoción, es la nostalgia, sabiendo que no tardaré mucho en extrañar este lugar. Miro una última vez, el paisaje es demasiado hermoso, aunque el cielo esté tapado por nubes, aunque el frío y el viento me congelen hasta los huesos. Las olas rugen, el viento aumenta, es hora de partir. Aún así, sé que algún día, volveré a la isla verde, a la cual llegué a llamar hogar, a Irlanda.
Feliz San Patricio a todos
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