Soy un pasajero más. Miro por la ventana del tren y veo los árboles pasar, como si fuesen fantasmas. La velocidad de la máquina no me permite distinguir uno del otro. Afuera todo es verde, adentro, el vagón apesta a miedo. La mayoría de los ocupantes son jóvenes, de la misma edad que yo, aproximadamente unos 24 años. Todas las caras están tensas, todas demuestran que se viene una época diferente en nuestra vida. Londres llama, hay guerra y yo quiero llorar. Cada parte de mi cerebro me pide a gritos que me baje del tren, que no responda al llamado de la capital del país. Pero también recuerdo las noches de Brickfield, mi pueblo natal. Pienso en las amistades, las que dejé atrás, las que perdí. Pienso en mi mejor amigo, Bonzo, que se va Bitsburg, en busca de un futuro mejor; espero que lo consiga. Miro una vez más a mis acompañantes, miro sus ojos y me doy cuenta de que no somos nada, somos soldados descartables. Nos mandarán al frente para morir por una patria que no llorará nuestra pérdida, simplemente buscará nuevos reemplazos. Soy hombre, soy tú, tú eres yo.
Mi vida todavía no termina, pero si hoy mismo muero sé que viví. Fui un adolescente, amé, lloré e incluso combatí la ley. Llega la hora de pelear por lo imposible, trepar la montaña para cortar la punta. Pensé en pelear por lo justo, ayudar a la revolución, a que haya anarquía en la UK, pero ahora el ejército me busca para otro tipo de guerra, uno que codicia la muerte de jóvenes. Es verruga horrible que apesta a muerte.
Cada minuto que pasa me aterra más y más. La guerra esta cerca. A veces desearía tener el apoyo de las armas de Brixton. Esos hombres no le temían a nada, se preparaban para la pelea desde el nacimiento. Yo, simplemente soy un pueblerino tonto, que se divertía con la canción del gusano, una estupidez infantil. Me pregunto ¿Es este el significado de la vida? Ojala alguien pudiese enseñarme eso. También pienso en el amor que espera mi vuelta, el cariño de mi chica Yeye, que lloró tres días seguidos mi partida. Le prometí que volvería para casarme con ella y tomarnos unas vacaciones bajo el sol. Trato de olvidar lo que viene, y para tranquilizarme silbo una canción alegre desesperanzada, pero es en vano. Sufro de una crisis de personalidad, que me impide viajar a otra realidad.
Fue en ese momento cuando alcé la vista y me fije en tu mirada, al otro lado del compartimiento. Esa mirada algo vacía, una mirada que reflejaba que estabas pasando por lo mismo que yo. Confusión, desilusión, pánico. Una mirada pérdida, como cuando alguien te patea mientras estas elevado por el efecto de la droga. Ese es el principal ofensor, el pánico, el terror a morir. Un daño cerebral que provoca locuras nunca antes vistas. Pero siempre estaré a tu lado, mi nuevo amigo. Siempre te ayudaré a seguir adelante pese a todo y te puedo asegurar, que mientras yo viva, tú nunca caminarás solo.
Escribi esto mientras escuchaba 22 canciones, traten de encontrarlos en el texo, hay en ingles, en castellano y una sola en alemán :P
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